lunes, 28 de noviembre de 2016

Terapia sistémica de Milán

Nombre Escuela: terapia sistémica de Milán

Autores: Gregory Bateson, Mara Selvini, Prata, Boscolo, Cecchin

Antecedentes Históricos:

Modelo terapéutico fundado sobre las teorías de Gregory Bateson

se desarrolló en la década de 1971 a 1980 a través de las investigaciones del equipo formado por MARA SELVINI, PRATA, BOSCOLO y CECCHIN.
Originalmente aplicado solamente a la terapia familiar, el modelo de Milán es hoy utilizado además en el trabajo individual, de pareja, con grupos y con organizaciones.
el trabajo del grupo se inserta en sus inicios en la línea de las terapias estratégicas para emerger más tarde, después de una década, como uno de los principales ejemplos de terapia sistémica.

fundada sobre los principios de la cibernética batesoniana, desembarcando en el constructivismo, el construccionismo social, el posmodernismo y la narrativa.
En este primer período de actividad la terapia estaba siempre como un ofrecimiento a toda la familia a la que se le presentaba un problema, incluso cuando éste estaba relacionado con sólo uno de sus miembros.
El equipo terapéutico se encontraba, en general, antes de cada sesión para formular alguna hipótesis de trabajo según las informaciones recibidas previamente; la discusión conducía hacia una serie de hipótesis que confluían en una hipótesis sistémica, capaz de dar un sentido a los comportamientos observados en relación al síntoma. A partir de la hipótesis sistémica, después, se construía una “intervención final.
El equipo buscaba crear una hipótesis sistémica respecto a la modalidad con la cual la familia, se había organizado en relación al síntoma o los síntomas presentados; las hipótesis por lo tanto debían corresponder a aquello que era definido como el “juego familiar”.
Fueron enunciados tres principios para la conducción de las sesiones: Hipotetización, Circularidad y Neutralidad, aspectos fundamentales del Modelo.
Selvini-Palazzoli y Prata abandonaron el Centro para continuar su propia investigación sobre las familias. Encaminada a “descubrir” posibles organizaciones familiares específicas (“juegos”), relativas a síndromes como la anorexia y la psicosis.
Mara Selvini-Palazzoli, Stefano Cirillo, Matteo Selvini y Anna Maria Sorrentino formaron un equipo para llevar a cabo una investigación sobre las tipologías familiares.
Boscolo y Cecchin prosiguieron en su propia investigación, que siguió un camino distinto, influenciado notablemente por un cambio de contexto.
Se inicia la formulación de hipótesis sobre el sistema significativo en lugar de considerar a la familia como sistema constitutivo,

El sistema significativo es entendido como las relaciones entre las personas involucradas en el problema presentado, incluyendo los demás integrantes de la familia y las influencias en demás entornos sociales.

Rol del Terapeuta:
• Se requiere antes que nada la capacidad de adoptar una posición que permita escuchar a los clientes. Estas posiciones son más evidentes en el contexto de la terapia individual que en la terapia familiar, en la cual los terapeutas son más bien directivos y activos en el transcurso de la sesión.
En ambos casos, la actitud de escucha es activa y no pasiva, es empática en el sentido de lograr
“ponerse en el lugar del otro”, transmitiendo su propia participación emotiva.
• Un requisito importante del terapeuta es la curiosidad (Cecchin, 1987) en relación a los clientes, de su historia y de la evolución del proceso terapéutico. Gracias a ello, el terapeuta evita encasillarse en intercambios redundantes y repetitivos, que pueden llevar a un impasse.
• La capacidad, por parte del terapeuta, de mostrarse positivamente (Lai, 1985) es otro importante recurso del terapeuta, que facilita (o hace más atractivo) su trabajo y la aceptación de los clientes, los cuales pueden, a través de ello, ser positivamente influenciados. La pregunta que cada tanto el terapeuta debiera formular podría ser: “¿Qué cosa podría hacer ahora que me haga sentir mejor y así poder ayudar de una mejor manera a mis clientes?”. Se puede discutir el hecho de que la habilidad del terapeuta en el escuchar, en la empatía, en su curiosidad, en su sentido del humor, sean los elementos terapéuticos inespecíficos más importantes para el logro de una buena terapia, especialmente una terapia de carácter explorativo.
• El terapeuta sistémico se interesa en el diálogo interno del cliente y también en su diálogo externo; estará atento entonces al sentido que las ideas, palabras y emociones del cliente tienen en relación a sí mismo y sus sistemas de pertenencia, y al sistema terapéutico.
• Es característico del modelo sistémico que el terapeuta mantenga una visión circular de los eventos, junto a aquella linealidad propia del sentido común. Tal perspectiva implica la renuncia a considerar un evento como causa suficiente de otro y lleva además a considerar las relaciones recíprocas entre los eventos y las acciones humanas (Bateson, 1972; Watzlawick, Beavin y Jackson, 1967). La visión circular, naturalmente, no se aplica solamente a los eventos del mundo del cliente, sino también a todo lo que sucede en la terapia. El principio de circularidad en la conducción de la sesión se basa en la observación de las retroalimentaciones, es decir, en los mensajes verbales y no verbales del cliente.
Para una mayor precisión, el terapeuta debería ser consciente además de las propias retroalimentaciones en relación al cliente, es decir, posicionarse en una visión externa (outsight) desde la cual observar la interacción, lo que conduce a una concepción verdaderamente coevolutiva de la terapia. Cada intervención del terapeuta se basa en mensajes del cliente y éstos a su vez se basan en relación a mensajes anteriores. Más que hablar de una visión sencillamente circular, conviene hablar de una visión “espiral” (Bateson, 1979), que considere el tiempo. En esta visión, los eventos se influencian retroactivamente alcanzando cada vez un resultado diferente al cual iniciaron, proceso que de hecho se representa como un espiral.

• Es oportuno que el terapeuta tenga conciencia del problema del poder en la relación terapéutica y en las relaciones del cliente con sus sistemas de referencia y de los roles sexuales (género).
• Un punto que no se debe olvidar, es que el terapeuta debe estar consciente de que su lectura propuesta
(como cualquier otra) al interior de un contexto terapéutico no es objetiva, sino que está influenciada por sus premisas, experiencias y teorías. La conciencia de esto le permite mantener cierta distancia y autonomía de sus propias lecturas, tanto como para poder experimentar la creatividad.

Principios y Técnicas de Terapia

En sus orígenes, el modelo de Milán presuponía que a la terapia fueran siempre convocados todos los miembros de la familia nuclear. Sin embargo, ahora se emplea elprincipio de que venga aquél que desee venir.
la convocatoria de subsistemas familiares definidos al interior de la terapia es un instrumento esencial para el proceso terapéutico, incluso para facilitar no sólo las acciones del terapeuta, sino también los momentos cruciales.
Asimismo, en el transcurso de las terapias definidas como familiares, el convocar a un subsistema puede tener efectos de importancia. Esta modalidad permite a los terapeutas, por una parte, ser colaboradores con la familia que tiene dificultades en presentarse en conjunto a la terapia. Convocatoria “horizontal”. Por ejemplo ambos padres o el grupo de hermanos de la familia. Permite definir y reevaluar los límites generacionales y la eventual diferenciación –o falta de la misma– (Minuchin, 1974).
 Convocatoria “vertical”. Por ejemplo, convocar a madre e hija, muy útil en casos de anorexia, o bien aquélla –muy usada actualmente– de padre e hijo, que aparece como particularmente adecuada en los casos en que es necesario reforzar la identificación masculina del hijo o disminuir la distancia percibida por el padre. Este tipo de convocación ha tomado para nosotros últimamente un sentido muy significativo.
 Convocatoria individual. Resulta de máxima utilidad cuando el terapeuta desea crear una alianza particular con un miembro de la familia (por ejemplo, en pacientes con un diagnóstico de psicosis) que tiene dificultad en crear un verdadero lazo en presencia del resto de la familia.

Técnicas:

Para el terapeuta sistémico de Milán, la técnica esencial está constituida por las preguntas circulares. El terapeuta hace preguntas en vez de dar respuestas, a través de preguntas circulares, en pro construir un mapa de la familia como red de relaciones interconectadas.
la información que obtiene el terapeuta con las preguntas circulares es recursiva: quienes, a través de estas preguntas, escuchan y cambian constantemente su propia comprensión sobre la base de la información que ofrece el otro.
Las preguntas circulares traen consigo noticias de diferencias, nuevas conexiones entre las ideas, significados y comportamientos. Estas nuevas conexiones pueden contribuir a cambiar la epistemología, las premisas personales, los asuntos inconscientes.

Tambien se emplean preguntas orientadas al futuro, al pasado y al presente (Penn, 1985) y las preguntas hipotéticas (Boscolo y Bertrando, 1993). Ambas son categorías de preguntas centradas en el tiempo.

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