Nombre Escuela: terapia
sistémica de Milán
Autores: Gregory Bateson, Mara
Selvini, Prata, Boscolo, Cecchin
Antecedentes
Históricos:
Modelo
terapéutico fundado sobre las teorías de Gregory Bateson
se desarrolló en la década de
1971 a 1980 a través de las investigaciones del equipo formado por MARA
SELVINI, PRATA, BOSCOLO y CECCHIN.
Originalmente aplicado
solamente a la terapia familiar, el modelo de Milán es hoy utilizado además en
el trabajo individual, de pareja, con grupos y con organizaciones.
el trabajo del grupo se
inserta en sus inicios en la línea de las terapias estratégicas para emerger
más tarde, después de una década, como uno de los principales ejemplos de
terapia sistémica.
fundada sobre los principios
de la cibernética batesoniana, desembarcando en el constructivismo, el
construccionismo social, el posmodernismo y la narrativa.
En este primer período de
actividad la terapia estaba siempre como un ofrecimiento a toda la familia a la
que se le presentaba un problema, incluso cuando éste estaba relacionado con
sólo uno de sus miembros.
El equipo terapéutico se
encontraba, en general, antes de cada sesión para formular alguna hipótesis de
trabajo según las informaciones recibidas previamente; la discusión conducía
hacia una serie de hipótesis que confluían en una hipótesis sistémica, capaz de
dar un sentido a los comportamientos observados en relación al síntoma. A
partir de la hipótesis sistémica, después, se construía una “intervención
final.
El equipo buscaba crear una
hipótesis sistémica respecto a la modalidad con la cual la familia, se había
organizado en relación al síntoma o los síntomas presentados; las hipótesis por
lo tanto debían corresponder a aquello que era definido como el “juego
familiar”.
Fueron enunciados tres principios
para la conducción de las sesiones: Hipotetización, Circularidad y Neutralidad,
aspectos fundamentales del Modelo.
Selvini-Palazzoli y Prata
abandonaron el Centro para continuar su propia investigación sobre las
familias. Encaminada a “descubrir” posibles organizaciones familiares
específicas (“juegos”), relativas a síndromes como la anorexia y la psicosis.
Mara Selvini-Palazzoli,
Stefano Cirillo, Matteo Selvini y Anna Maria Sorrentino formaron un equipo para
llevar a cabo una investigación sobre las tipologías familiares.
Boscolo y Cecchin prosiguieron
en su propia investigación, que siguió un camino distinto, influenciado
notablemente por un cambio de contexto.
Se inicia la formulación de
hipótesis sobre el sistema significativo en lugar de considerar a la familia
como sistema constitutivo,
El sistema significativo es
entendido como las relaciones entre las personas involucradas en el problema
presentado, incluyendo los demás integrantes de la familia y las influencias en
demás entornos sociales.
Rol
del Terapeuta:
• Se requiere antes que nada
la capacidad de adoptar una posición que permita escuchar a los clientes. Estas
posiciones son más evidentes en el contexto de la terapia individual que en la
terapia familiar, en la cual los terapeutas son más bien directivos y activos
en el transcurso de la sesión.
En ambos casos, la actitud de
escucha es activa y no pasiva, es empática en el sentido de lograr
“ponerse en el lugar del
otro”, transmitiendo su propia participación emotiva.
• Un requisito importante del
terapeuta es la curiosidad (Cecchin, 1987) en relación a los clientes, de su
historia y de la evolución del proceso terapéutico. Gracias a ello, el
terapeuta evita encasillarse en intercambios redundantes y repetitivos, que pueden
llevar a un impasse.
• La capacidad, por parte del
terapeuta, de mostrarse positivamente (Lai, 1985) es otro importante recurso
del terapeuta, que facilita (o hace más atractivo) su trabajo y la aceptación
de los clientes, los cuales pueden, a través de ello, ser positivamente
influenciados. La pregunta que cada tanto el terapeuta debiera formular podría
ser: “¿Qué cosa podría hacer ahora que me haga sentir mejor y así poder ayudar
de una mejor manera a mis clientes?”. Se puede discutir el hecho de que la
habilidad del terapeuta en el escuchar, en la empatía, en su curiosidad, en su
sentido del humor, sean los elementos terapéuticos inespecíficos más
importantes para el logro de una buena terapia, especialmente una terapia de
carácter explorativo.
• El terapeuta sistémico se
interesa en el diálogo interno del cliente y también en su diálogo externo;
estará atento entonces al sentido que las ideas, palabras y emociones del
cliente tienen en relación a sí mismo y sus sistemas de pertenencia, y al sistema
terapéutico.
• Es característico del modelo
sistémico que el terapeuta mantenga una visión circular de los eventos, junto a
aquella linealidad propia del sentido común. Tal perspectiva implica la
renuncia a considerar un evento como causa suficiente de otro y lleva además a
considerar las relaciones recíprocas entre los eventos y las acciones humanas
(Bateson, 1972; Watzlawick, Beavin y Jackson, 1967). La visión circular,
naturalmente, no se aplica solamente a los eventos del mundo del cliente, sino
también a todo lo que sucede en la terapia. El principio de circularidad en la
conducción de la sesión se basa en la observación de las retroalimentaciones,
es decir, en los mensajes verbales y no verbales del cliente.
Para una mayor precisión, el
terapeuta debería ser consciente además de las propias retroalimentaciones en
relación al cliente, es decir, posicionarse en una visión externa (outsight)
desde la cual observar la interacción, lo que conduce a una concepción
verdaderamente coevolutiva de la terapia. Cada intervención del terapeuta se
basa en mensajes del cliente y éstos a su vez se basan en relación a mensajes
anteriores. Más que hablar de una visión sencillamente circular, conviene
hablar de una visión “espiral” (Bateson, 1979), que considere el tiempo. En
esta visión, los eventos se influencian retroactivamente alcanzando cada vez un
resultado diferente al cual iniciaron, proceso que de hecho se representa como
un espiral.
• Es oportuno que el terapeuta
tenga conciencia del problema del poder en la relación terapéutica y en las
relaciones del cliente con sus sistemas de referencia y de los roles sexuales
(género).
• Un punto que no se debe
olvidar, es que el terapeuta debe estar consciente de que su lectura propuesta
(como cualquier otra) al interior
de un contexto terapéutico no es objetiva, sino que está influenciada por sus
premisas, experiencias y teorías. La conciencia de esto le permite mantener
cierta distancia y autonomía de sus propias lecturas, tanto como para poder
experimentar la creatividad.
Principios
y Técnicas de Terapia
En sus orígenes, el modelo de
Milán presuponía que a la terapia fueran siempre convocados todos los miembros
de la familia nuclear. Sin embargo, ahora se emplea elprincipio de que venga
aquél que desee venir.
la convocatoria de subsistemas
familiares definidos al interior de la terapia es un instrumento esencial para
el proceso terapéutico, incluso para facilitar no sólo las acciones del
terapeuta, sino también los momentos cruciales.
Asimismo, en el transcurso de
las terapias definidas como familiares, el convocar a un subsistema puede tener
efectos de importancia. Esta modalidad permite a los terapeutas, por una parte,
ser colaboradores con la familia que tiene dificultades en presentarse en
conjunto a la terapia. Convocatoria “horizontal”. Por ejemplo ambos padres o el
grupo de hermanos de la familia. Permite definir y reevaluar los límites
generacionales y la eventual diferenciación –o falta de la misma– (Minuchin,
1974).
Convocatoria “vertical”. Por ejemplo, convocar
a madre e hija, muy útil en casos de anorexia, o bien aquélla –muy usada
actualmente– de padre e hijo, que aparece como particularmente adecuada en los
casos en que es necesario reforzar la identificación masculina del hijo o
disminuir la distancia percibida por el padre. Este tipo de convocación ha
tomado para nosotros últimamente un sentido muy significativo.
Convocatoria individual. Resulta de máxima
utilidad cuando el terapeuta desea crear una alianza particular con un miembro
de la familia (por ejemplo, en pacientes con un diagnóstico de psicosis) que
tiene dificultad en crear un verdadero lazo en presencia del resto de la
familia.
Técnicas:
Para el terapeuta sistémico de
Milán, la técnica esencial está constituida por las preguntas circulares. El
terapeuta hace preguntas en vez de dar respuestas, a través de preguntas
circulares, en pro construir un mapa de la familia como red de relaciones
interconectadas.
la información que obtiene el
terapeuta con las preguntas circulares es recursiva: quienes, a través de estas
preguntas, escuchan y cambian constantemente su propia comprensión sobre la
base de la información que ofrece el otro.
Las preguntas circulares traen
consigo noticias de diferencias, nuevas conexiones entre las ideas,
significados y comportamientos. Estas nuevas conexiones pueden contribuir a
cambiar la epistemología, las premisas personales, los asuntos inconscientes.
Tambien se emplean preguntas
orientadas al futuro, al pasado y al presente (Penn, 1985) y las preguntas
hipotéticas (Boscolo y Bertrando, 1993). Ambas son categorías de preguntas
centradas en el tiempo.
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